Acabo de volver de San Francisco, donde Agosto es un mes frenético de actividades empresariales: la Silicon Valley, desde Santa Clara hasta San Mateo y arriba hasta la ¨Ciudad de la Niebla¨ sigue siendo un hervidero de start-ups y eventos de networking, donde empresarios de todo tipo, inversores, partners, socios, service providers etc. se mezclan constantemente, compartiendo ideas y buscando ¨the next big thing¨.

En Julio y Agosto he vivido muy de cerca la apertura, el frenesí empresarial y el boom de incubadoras y aceleradoras que vive toda la Bay Area: en Noviembre de 2010, ¨Plug and Play¨ http://www.plugandplaytechcenter.com/ parecía el rey del mambo pero ahora Rocket Space http://www.rocket-space.com/ y su fórmula de aceleración está tomando el liderazgo en branding y calidad, llenando su edificio actual donde alberga a unas 30 empresas y ultimando el siguiente espacio para alrededor de 100. En febrero de 2011 no tenían nada.

San Francisco está montando un corredor tecnológico, el ¨Tech Street¨, para ser a la tecnología lo que ¨Wall Street¨ en New York lo es a las finanzas: cualquier iniciativa que permita a nuestros empresarios y directivos vivir una experiencia disruptiva allí que pueda trasladarse a la realidad Española, sería positiva bajo todos los puntos de vista, naturalmente sin fomentar la fuga de talentos, sino todo lo contrario.

La Silicon Valley no es el nuevo Eldorado: el dinero es caro y escaso en Mountain View como en Madrid, pero allí hay una oportunidad de financiación que aquí no hay; el fracaso se tolera si es inteligente, si es fruto de intentar hacer cosas nuevas, no si es temerario; se toman riesgos porqué no hay otra alternativa a la innovación, no porqué guste.

La vida es cara, la competencia brutal y es como jugar al futbol e intentar quitarle la pelota a Messi, casi siempre.

Todo es rápido, directo, abierto y tu oportunidad se juega en 2 minutos, aunque puedas repetir estos 2 minutos casi al infinito.

Esta experiencia es valiosa per se y por esto insisto en que cada empresario y ejecutivo que quiera formarse en serio, debería pasarse un tiempo en Silicon Valley, siendo a la emprendiduria lo que el Vaticano es para un buen Católico.

PS: la foto de apertura está sacada de la Design School de Stanford.