A veces hay reticencia hacía el concepto de marketing, sobre todo entre los sectores más técnicos y cuando se traduce en mala, asfixiante y tonta publicidad, intrusiva, inoportuna e indeseada.
Ahora piensen por favor en la campaña publicitaria montada por Red Bull, esponsorizando el salto de la estratosfera de Felix Baumgartner y batiendo 3 records mundiales.
Confío se hayan dado cuenta que en todas las imagenes del lanzamiento, la marca Red Bull era muy, muy visible.
Todo le salió bien y recuperaron su inversión el mismo día (con la venta de derechos televisivos) mientras lo que ha ganado su marca en su público target es incalculable.
Red Bull habla de vivir al límite, de que hay que intentarlo y por esto la escudería de F1 que ganará el mundial (con la venia de mi cavallino rosso) se llama Red Bull.
Imaginense ahora que el salto hubiese terminado en tragedia: Red Bull tenía prevista una campaña donde su mensaje era: «Había que intentarlo»!
El éxito de esta campaña consiste en proveer «branded content»: en vez de gastarse dinero en interrumpir a sus clientes mientras ven un partido o una película o su programa TV favorito, le ofrecen un contendido extraordinario.
La publicidad se transforma en contenido y el cliente (su cliente, el cliente target) está encantado.
Piensen en esto por favor: éste es marketing del bueno.