Soy normalmente la persona más optimista en cada habitación y en mis conferencias “tecnológicas” siempre cuento que la tecnología, los robots, el machine learning, la inteligencia artificial harán nuestro futuro mejor de lo que pensamos.

Fundo mi optimismo en 32 años de experiencia laboral (16 además como docente), en mis investigaciones en Positive Leadership, mi paso por las Instituciones tecnológicas más prestigiosas del mundo (y las más locas, como Singularity University), en estar rodeado de talentosísimos start-uppers e innovadores brillantes, en tener la suerte de ser co-fundador de uno de los TedX más influyentes del mundo (www.tedxcibeles.com), en ser emprendedor social.

Estoy rodeado de tecnología y generosidad, a pesar de la clase política, las crisis financieras, los tóxicos agoreros que niegan al mundo la felicidad que ellos no encuentran.

En mis clases, siempre hay alguien que afirma que las máquinas nos quitarán el trabajo, tomarán el control de nuestras empresas y vidas, que nos harán esclav@s.

Naturalmente es complicado convencer a un auditorio entero y cada nuevo argumento a mi favor es una pequeña victoria para mi teoría: ¿tengo dudas al respeto? Ninguna, descontando naturalmente las causas de Fuerza Mayor y lo impredecible, como la aparición de un Hitler, un meteorito gigante o una invasión Marciana.

Afortunadamente siempre tengo una charla de Ted.com a mano que refuerza mi optimismo, como ésta de David Autor, filmada en el TedxCambridge en Septiembre de 2016, “aumentada” por este artículo en “Ideas Ted.com”.

Son datos contundentes sobre lo que siempre ha pasado en la tierra con la introducción de nuevas máquinas que sustituyen tareas antes hechas por humanos, desde los telares en las fábricas de Nottingham, al coche de Ford, a los cajeros automáticos, a los robots y bots actuales.

El artículo citado cuenta que gracias a los tractores, el empleo en la agricultura de EEUU ha pasado de ser el 40% del total en 1900 al 2% actual, sin que nadie en EEUU haya pasado más hambre. Hemos tenido un 95% de mejora en la productividad, alimentando a 320 millones de personas.

Hemos sustituído muchos trabajos 3D (sucios, repetitivos y peligrosos) pero hay más trabajos “manuales” hoy en EEUU que en 1890.

Cuando se introdujeron los primeros cajeros automáticos en las oficinas bancarias en 1970, muchos (demasiados) aventuraban el final de las oficinas (y de sus empleos). ¿Qué pasó en la realidad? Que desde entonces ha doblado  el número de empleados bancarios (de 250,000 a 500,000).

Un ATM hacía mucho más barato abrir una nueva oficina y liberaba a sus empleados de tareas “automatizables” como contar billetes y les permitía informarse/educarse/investigar para ofrecer servicios de mayor valor añadido como hipotecas, fondo de pensiones, una mejor manera de gestionar los ahorros, ..

Cada vez que un robot nos preocupe, pensemos en esto por favor. El ser humano tiene dos características insustituibles por máquinas: su creatividad y su insaciable apetito por lo nuevo, lo desconocido.

La charla en Ted nos habla de dos cosas más: la importancia de las instituciones y del “factor humano” de cara a construir “un futuro mejor de lo que pensamos”.

Por un lado, tenemos los ejemplos de Noruega y Saudi Arabia, dos Países riquísimos en recursos fósiles que han hecho un uso muy distinto de sus riquezas de cara a la felicidad de sus ciudadanos.

Por otro, el efecto “O ring”, una pieza que valía unos pocos dólares que falló en el lanzamiento del Challenger, repleto de altísima y costosísima tecnología, matando a sus 7 astronautas.

Nosotros, las personas, somos el “O ring” del futuro, lo que puede hacer la diferencia entre el éxito y el fracaso de las máquinas. El futuro es el país que estamos construyendo para nuestros hij@s y nietos: ¿hay algo más importante que esto?