No escribo sobre “política”, ni sobre el Brexit o el procés que vive Cataluña, a pesar de sufrir todas sus consecuencias (mi casa está en provincia de Girona) y estoy seguro que me arrepentiré de este post al momento de publicarlo.
No escribo sobre decisiones políticas de los Gobiernos de turno (sea el Español, el Catalán o el Inglés) al haberme dado por vencido desde hace muchos años sobre la posibilidad de entender la (ir)racionalidad de las decisiones de l@s polític@s profesionales y de l@s votantes que l@s eligen/mantienen.
Desde que en mis años de Liceo leí el libro de Giambattista Vico, “Principi della Scienza Nova” (publicado en 1725) sobre los “cursos y recursos de la historia”, sé que las Naciones y sus pueblos están condenad@s a repetir los mismos errores, siglo tras siglo, debido a una serie de razones que prefiero guardarme para mí.
Un libro más reciente “This time is different”, nos cuenta casi lo mismo pero enfocado en las crisis económicas que la humanidad ha vivido (y repetido) desde la época de mis Medici en el Renacimiento Toscano (hoy Italiano, claro).
Por todo lo anterior no comento temas «políticos». Pero hoy haré una excepción, para informar sobre un tema de interés para l@s que tienen hij@s menores que viajan solos.
Mi hija Isabel lleva estudiando en Inglaterra desde 2014, yendo y viniendo entre Madrid y Londres cada mes y medio (unas 8 veces al año). Viaja sola desde siempre, desde sus 12 años (bueno, antes a veces lo hacía con su hermano que estudiaba en el mismo cole). Ha sido parte de su formación, de hacer de Isabel una mujer independiente y valiente (no sólo perfecta, como solemos educar a las hijas).
Hoy tiene 17 años y esta mañana no ha perdido su vuelo a Londres de milagro.
Por lo visto, desde el 1 de Septiembre de 2019 ha entrado en vigor una ley que exige que cada menor de 18 años que viaje al extranjero sin acompañamiento, lleve consigo esta declaración de permiso de viaje, firmada por al menos UNO de los padres.
Ni el Ministerio de Interior (que tiene nuestros datos al día), ni Ryanair (la compañía aérea que le emitió el billete y que tiene los mismos datos y ve que Isabel es menor de 18 años) (y sí nos machaca constantemente con información sobre su nueva política sobre maletas) nos comunicaron nada al respeto.
Hoy llegamos (con tiempo) a la Terminal 1 (Aeropuerto de Madrid) , Isabel entra en la zona de seguridad (como siempre), nosotros nos vamos y estamos a punto de coger el coche en el parking cuando recibimos una llamada suya, diciendo que una persona de seguridad la ha bloqueado, le ha pedido su declaración de permiso de viaje y le ha dicho que no puede viajar sola: con uno de sus padres tiene que ir a la Comisaría de Policía de la Terminal 4 (a 5,1 Kms de distancia) para que le firmen la autorización. Claro, estando en la T1, eso suena a perder el avión seguro.
De nada sirvió la carta de su Colegio Inglés (que llevaba encima por si el Brexit se consumía el 31 de Octubre), que explica que Isabel lleva estudiando allí desde hace más de 5 años (de Septiembre a Julio), que cursa su último año de Bachillerato y está viajando por las vacaciones de Michaelman Term (en Inglés y Castellano).
La persona le dice que explique todo esto a la Policía, que no es su problema si pierde el avión, si hay otro después, si mañana pierde el cole, … Haberse enterado antes.
Volvemos a la terminal y encontramos una Comisaría en la Terminal 1, donde unos Policias amabilísimos nos explican que a algún “lumbrera del Gobierno» (cito) se le ha ocurrido proteger de esta forma a l@s menores hij@s de padres separad@s/divorciad@s/ o reñid@s, en el caso que un@ de l@s dos no quiera que su hij@ viaje al extranjero, a estudiar, de vacaciones, a visitar su familia política o lo que sea.
Lo curioso de todo esto (y de aquí el «lumbrera») es que es suficiente la firma de UNO de los dos padres: es decir, basta que el que esté de acuerdo (que viaje) firme la declaración, para que el menor pueda viajar fuera, por muy en contra que esté el/la otr@.
Nuestra historia acaba bien: los 3 Policías ya habían atendido piadosamente a 2 familias antes, utilizando UNA línea de fax que tienen en la T1 con sus colegas de la T4 y nos sacaron la autorización por teléfono (literalmente), enviando el documento por fax.
La autorización vale por 3 meses y cada vez que Isabel viaje fuera de España siendo menor (hasta agosto 2020) habrá que ir a una Comisaría de Policía y firmar la declaración de viaje, una y otra vez.
¿Entendida la “racionalidad” del Gobierno?
Si yo y mi hada reñimos/nos separamos/divorciamos, independientemente si tenemos custodia compartida o no, bastará que mi hada o yo le firme la declaración de viaje y dará exactamente lo mismo lo que piense el otr@.
¿Alguien puede explicarme la lógica de esta Ley, hecha en principio para proteger a un menor?
¿Protegerle de quién? ¿Del padre/madre que la quiere obligar a viajar fuera de España? ¿Proteger al padre/madre que no quiere?.
¿Cuántos casos se han dado en España para justificar que TODOS l@s menores, de TODAS las parejas pasen por este aro?
¿No sería más sencillo proteger a quien lo necesita de verdad?
¿Ahora entendéis por qué no escribo sobre “política”?
Bueno, ya estáis avisad@s TOD@S los que tenéis menores que viajen sol@s.
(¡Que pena no poder votar el 10N en España!)