Suelo escribir sobre lo que se, lo que investigo, enseño, sobre lo que invierto.

Puedo opinar sobre fútbol porqué cuando vivía en mi Italia era uno de los casi 60 millones de entrenadores de fútbol en la sombra. Incluso los cientificos nos emocionamos delante de una alineación, un falso nueve, un portero que va a por mariposas. Nos indignamos delante un presidente con modales de «poder absoluto», que en lugar de la lógica utiliza aparentemente la testoterona, una supuesta lealtad en un mundo de mercenarios (él el primero), de respeto de contratos cuando nadie lo hace, de ruedas de prensa confirmando la confianza en un entrenador para despedirle dos horas después.

Estoy casado con un hada Madrileña y me ha sentado fatal el despido del Sr. Lopetegui a dos días del debut de la selección Española en el mundial de Rusia. Al no estar Italia en la competición, adivinidad donde está mi corazón futbolero en este Junio que ya ejerce de verano (y si estuviese Italia, delante de mi familia política, ejercería la misma pasión por la roja. Ya me entendéis).

En mi mundo (el de la empresa privada seria) una acción unilateral de este calibre sería mucho más complicada de ejecutar “por que lo digo yo”.

Los hechos son muy sencillos: un entrenador al cargo de una selección nacional es despedido fulminantemente al aceptar un nuevo cargo DESPÚES del mundial.

¿Álguien duda del compromiso de un entrenador por GANAR UN MUNDIAL mientras el cuerpo técnico y la mayoría de los jugadores de su futuro equipo (el Real Madrid) o está con él o de vacaciones, en un mercado que no se moverá en serio hasta después del mundial?
Esto además ha pasado en anteriores ocasiones (aunque no en España) y no pasó nada, sino todo lo contrario.
Los hechos: el Sr. Rubiales que conocía este nombramiento desde hace días, monta una rueda de prensa y pasa de felicitar a Lopetegui a despedirle “por haberse enterado 5 minutos antes”.
Le faltó admitir: “le echo por qué me da la gana y punto”.
¿Que podemos aprender de lo que parece ser una «cacicada» emocional?
Antes que todo, que evidentemente el Sr. Rubiales lo ha hecho porqué puede: en la federación Española de fútbol no hay un consejo de administración, unos estatutos internos, unos procesos corporativos que fijen los poderes de sus ejecutivos y limiten ciertas decisiones de alcance.
En mi mundo, l@s ejecutiv@s de una empresa tienen poderes limitados, ascendentes con su rango: para tomar ciertas decisiones importantes como fichar, despedir, endeudarse, asumir compromisos, etc. hasta ciertos límites pueden hacerlo sol@s, después necesitan una o dos firmas que soporten su decisión y por las “mayores”, se pide autorización al Consejo de Administración, en representación de los accionistas de la sociedad.
Esta praxis no evita decisiones unilaterales al 100% (hay empresas donde el Consejo está lleno de títeres que obedecen a quien les puso allí) pero las vigila/limita sin lugar a dudas.

Mi propuesta es que en el mundo del fútbol se introduzcan prácticas de buen gobierno como éstas y que para decisiones como fichar o despedir a un entrenador haga falta la reunión del órgano ejecutivo máximo, se llame como se llame. En mi mundo sería como si el presidente ejecutivo despidiera al Consejero Delegado sin ser autorizado por el Consejo.

Si al final el resultado fuese el mismo, sería fruto de una decisión colectivamente mayoritaria, la reunión extraordinaria del Consejo habría añadido un tiempo precioso de reflexión y debate interno que evitaría en lo posible acciones fruto de un subidón emocional, de un posible hartazgo de orgullo herido, de un posible ataque de «complejo de inferioridad».

En la aburrida Alemania, el seleccionador del Bayern en esta temporada supo que no continuaría en su cargo DURANTE la fase final de la Champions: me pareció una locura pero no hubo títulos a toda página en los “Marca” y “As” de Alemania.
Álguien duda de que el Sr. Heynckes no puso toda su alma para ganar? De hecho ya ganó una Champions sabiendo que Ancelotti le iba a sustituir despúes.

Confío que la España de Hierro gane el mundial (esto puede influir en el crecimiento de la economía hasta en 1,5% del PIB) pero nunca sabremos que hubiese pasado si la lógica hubiese imperado y al frente de la selección estuviese quien preparó este evento deportivo en los dos últimos años.